Actualmente vemos personas
maduras, con hijos mayores de edad, emprendedoras, con ganas de salir adelante,
que aún se sienten jóvenes, pero al llegar a sus casas les espera un infierno
porque esa energía positiva que traen de sus luchas diarias se ven afectadas
por su pareja que los esperan con intolerancia, violencia verbal y psicológica,
sólo porque surgió en algún momento la incompatibilidad de caracteres o se
apagó aquel fuego del amor que en el pasado los unió y les permitió procrear.
Hace más de 20 años en
Venezuela era engorroso romper ese vínculo matrimonial a través del divorcio, y
se le sumaba que el otro cónyuge se negaba a firmar, pero hoy en día el
ordenamiento jurídico ha dado avances para reconocer el derecho que tienen las
personas al libre desenvolvimiento de la personalidad, siendo la
incompatibilidad de caracteres y el desamor los motivos suficientes para que un
cónyuge salga de un infierno en el hogar y rehacer su vida, sola o con otra
persona que le ofrezca amor y comprensión.
Si el otro cónyuge se niega
a divorciarse y firmar, ya eso no es obstáculo para obtener la libertad y un
mejor futuro de felicidad, por cuanto al manifestarse el deseo de disolver el
matrimonio, ya lo procedente en derecho es declarar el divorcio, de forma
rápida, sin traumas, incluso puede ocurrir que esa disolución del matrimonio
sea invocada de mutuo acuerdo, porque la pareja comprendió la imposibilidad de
seguir juntos. Es por ello que se dispone ahora del divorcio por desafecto,
incompatibilidad de caracteres y mutuo consentimiento.
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